No más Elkin Bueno para Barrancabermeja.

Barrancabermeja le ha dado tres (3) oportunidades a Elkin Bueno para reparar los errores de sus administraciones pasadas, pero este como el bejuco se enreda en cada oportunidad con enseñas peores que las anteriores.
Las ejecutorias de su última alcaldía son muy malas. Barrancabermeja se halla en un caos que presagia los momentos más aciago de su historia. Las acciones de la administración pública expresan una degeneración que raya con los actos de una descomposición social sin precedentes.
Las estadísticas de los actos criminales son superadas en cada año. En el 2.012 cuando Elkin recibió la alcaldía la tasa de homicidio había bajado 34%, según registró Vanguardia Liberal, el 3 de enero de 2013. Un año después la tasa de homicidio subió a la escandalosa cifra 87 asesinatos, que comparados con los 22 del año anterior, significó un aumento de 3,9 veces más muertes por la violencia fraticida.
En materia económica la ciudad se frenó y los síntomas de una recesión son evidentes. El desempleo creció a la escalofriante cifra del 19,9%, los que indica que una quinta parte de la población económicamente activa no encuentra trabajo, a lo que se suma que más de un tercio de la gente vive en la pobreza, y más del 55% sobrevive de la informalidad en los semáforos y de las ventas callejeras.
De la anterior situación se alarma el propio CER cuando realizó la encuesta de hogares en la ciudad.
Los empresarios, comerciantes y proveedores de servicios también vieron caer sus ingresos: de manera particular en el sector de hotelería, cuya ocupación decreció, así como las ventas de ferretería, calzado, vestidos y hasta alimentos. Solo el sector metalmecánico, uno de los más significativos en generación de valor agregado, redujo su actividad en más del 20%.
El alcalde se vanagloria que Planeación Nacional registre al puerto petróleo como "la sexta economía del país", sólo que no dice que la base de este registro data de los ingresos del año 2.011. ¡Astuto Elkin para engañar a los no informados!
Y en materia de inversión social las más importante para el alcalde fueron: la tercerización de los puestos de salud con el que se hizo a un jugoso negocio en desmedro de la atención de los usuarios y los precarios salarios de trabajadores, de igual manera la extensión de la concesión de iluminación Yariguíes por 10 años, anticipándose 5 años de su vencimiento, es decir para dejar al próximo alcalde sin la posibilidad de recobrar el manejo directo y autónomo de este servicio de alumbrado por parte del municipio.
También intentó privatizar el Tránsito y Transporte de la ciudad, cosa que los trabajadores y la ciudadanía impidió con la movilización social. Pero como una especie de venganza con la gente, que empieza a verlo con desprecio por sus actos contra la ciudadanía, dejó, consintió y aceptó que la empresa que recoge las basuras las deposite en un predio ubicado en el humedal que protege la cuenca de la ciénaga San Silvestre, fuente de la que se surte el agua a más de 200 mil habitantes de Barrancabermeja.
Ahora, entre el gobernador y el alcalde cada uno tiene un basurero; el primero el de Anchicayá y el segundo el de Yerbabuena para inundar a la ciudad de basuras, en un humedal que tiene un DRMI, Distrito Regional de Manejo Integral que protege la cuenca de la San Silvestre.
Los moradores de la vereda Patio Bonito, con indignación y razón rechazan que su hábitat sea invadido por las basuras que Elkin Bueno y REDIBA van a depositar allí, a 20 kilómetros de la ciudad, lugar que según se desprende del POT no tiene ese tipo de vocación industrial. Situación que también pone en tela de juicio las licencias que la CAS otorga a esos dos proyectos en el mismo lugar.
Con razón la gente le reclaman al alcalde ¿por qué, de hecho, le cambió el nombre a la vereda de Patio Bonito por Patio Hediondo?.
También dice la gente que ¡si dejan al alcalde, este es capaz de acabar hasta con el nido de la perra!
No más Elkin Bueno en Barrancabermeja... se escucha en coro.
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